Dolores Duque de Estrada: «A través de su humor inteligente y un punto cínico, que muchos dirán inglés, pero que a mí me parece, sobre todo, de una elegancia ancestral, Luisa va despojando de artificios a todos los personajes. Con maneras de hada traviesa, le bastan dos pases ligeros de su varita para convertir a los protagonistas en miserables 'xurnias', otra palabra asturiana, preciosa, esta sí, que significa ratoncillo»
En Los agujeros de gusano asistimos, una vez más al enfrentamiento histórico de los dos grupos humanos que pugnan por ocupar la cima de su mundo, como ha ocurrido siempre en todos los sitios, grandes o pequeños, y en todos los tiempos, antiguos o recientes. Estos dos grupos son «los de antes» y «los nuevos».
Javier Velasco Oliaga entrevista a Alfredo Hernández García en Todo Literatura a propósito de «Tomoko», su último libro publicado en Luna de Abajo. [fotografía: ©Todo Literatura]
Luisa es divertida e inglesa y «Los agujeros de gusano» es una estupenda novela inglesa de Oviedo, que trata de Oviedo y está escrita de una manera muy británica y muy ovetense.
Estamos ante una novela que presenta importantes variantes respecto a las anteriores de Alfredo Hernández, pues se trata de una pieza que, sin abandonar algunas de las características anteriores, nace con vocación de llegar a un número más amplio de lectores.
Alfredo Hernández García se sirve de sus vivencias en la Universidad de Judo de Nichidai (Tokio) para relatar en Tomoko (novela publicada por Luna de Abajo) una historia tan sentimental como deportiva y metaliteraria.
«Eugenio ha dejado en este prodigio narrativo que protagoniza un investigador científico buscando la fuente de la eterna juventud —el secreto de la inmortalidad—, la inmensa e intensa destilación de una sensibilidad que paseaba por los capítulos de Thomas Mann (un personaje se llama Hartmann), Proust, Homero, Dante, Cervantes o Shakespeare, como si hubieran sido sus vecinos toda la vida»
«Eugenio Torrecilla siempre estaba rezando ante el altar de la sabiduría». Entrevista a Ricardo Labra publicada en «La Nueva España» el 31 de agosto de 2016, con motivo de la edición en Luna de Abajo de la novela póstuma de Eugenio Torrecilla «Las estrellas muertas».