Don Quijote. Una obra de teatro romántica

Mabel Dearmer

 

Edición, introducción y traducción: 
María José Álvarez Faedo

Colección El Quijote y sus interpretaciones nº 13

Grupo de Estudios Cervantinos (CREC)

15,6 × 23,4 cm; 160 pp.; rústica con solapas 

ISBN: 978-84-86375-73-7 

9,90 €

  • 0,31 kg
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El Quijote de Mabel Dearmer, además de ser un visionario y un soñador, rebosa sensatez, hasta el punto de que la sabiduría del «loco» guía los destinos de todos los personajes de la obra. Tras un prólogo hilarante, en el que el cura, el ama de llaves y la sobrina se deshacen de los libros de don Quijote sin que este se percate de ello, mientras sueña con su Dulcinea y nos regala entrañables intercambios verbales con Sancho rebosantes de comicidad, y a lo largo de renombradas aventuras como la de los molinos que confunde con gigantes monstruosos, la del rebaño que se le antoja ejército o la del encantador (una artimaña de la Duquesa para mofarse de él), don Quijote va recuperando paulatinamente la cordura. Esos ingredientes, unidos a un hermoso monólogo sobre la locura, al más puro estilo shakespeariano (en el que el hidalgo invoca a sus héroes de la caballería andante), y a los personajes de Cardenio, Luscinda, Dorotea, Fernando y la Duquesa, a los que la autora confiere un papel más decisivo que el que ostentan en la novela cervantina, hacen de Don Quijote. Una obra de teatro romántica una pieza teatral cautivadora y fascinante que sin duda enamorará a los amantes de la literatura y el teatro. 


Mabel Dearmer
Mabel Dearmer

Mabel Dearmer (1872-1915) fue una novelista, dramaturga y autora e ilustradora de cuentos para niños inglesa. Fue educada en Londres por W. G. Willis, hasta que ingresó en la Escuela de Arte de Hubert von Herkomer en Bushey, al norte de Londres, en 1891. Al año siguiente contrajo matrimonio con el reverendo Percy Dearmer, con quien compartió una vida de gran actividad cultural y política, comprometida incondicionalmente con ideales socialistas, pacifistas y feministas. 

 

Mabel Dearmer viajó a Francia, Italia, Alemania, Tobago, la Guayana Británica y Venezuela. En 1896 trabajó como ilustradora para varias publicaciones, hasta que decidió dedicarse a ilustrar cuentos para niños.

 

Vivió en Lambeth, al sur de Londres, con su esposo, hasta que le nombraron ministro de la iglesia de Santa María la Virgen en Primrose Hill en 1901, donde residieron hasta 1915 y criaron a sus dos hijos, Geoffrey y Christopher. Allí, a partir de 1902, empezaría a escribir para adultos, además de para niños.

 

En 1915 acompañó, como enfermera, a su esposo (que se había ofrecido voluntario como capellán de la Cruz Roja Británica) a Serbia, donde iba a fallecer de neumonía el 15 de julio de ese mismo año.

 

En 1916, a título póstumo, Stephen Gwynn editaría tres de sus obras (entre ellas, Don Quixote. A Romantic Drama) en Three Plays de Mabel Dearmer, afirmando que, de haber sobrevivido, Mabel Dearmer «habría terminado por tener su propio teatro profesional», y relata que George Bernard Shaw la alabó como «una de las pocas personas vivas que puede escribir obras de teatro». 



El Quijote y sus interpretaciones