«La estrella de mar, como un signo o un oscuro presagio, apareció un día en la bañera».

«Aquel verano, en su cumpleaños, recibió como regalo una pequeña caja de acuarelas. Cada atardecer se situaba frente al mar y pintaba los movimientos de las olas».

(de «Las sombras del tiempo», Ángel Guache)

Presencia y voz rompieron la bandada

recién llegada de

el mundo sin invierno.

Un rezagado ave

indeciso gritó: reconocí ("¡Esperadme!")

mi propia voz.

                                No otra primavera

comiendo grano solo sin dirección alguna.

                  [de 99 nubes (1977-1985), Aníbal Núñez]