La capacidad de soñar, felizmente
ha sido superada
por el crédito ilimitado
que todo lo limita.
Logro y símbolo
de la economía occidental.
Por lo que conviene soñar
a la carta
de la cuenta de resultados,
siempre en detrimento
de los elevados intereses
de la funesta imaginación
muy devaluada, por cierto,
en cualquier moneda
de cambio
y con muy poco, pero que muy poco
crédito.
Ricardo Labra, de El reino miserable
(Madrid, Ediciones Vitruvio, 2008, p. 14).
Libro publicado pocos meses antes de que estallase la crisis financiera
con la quiebra del poderoso banco de inversión Lehman Brothers.
De ese libro es este poema, «American express».]