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Mapas, mariposas y palabras


Por Ana VEGA

Publicado en La Nueva España el 10 de mayo de 2018


Un libro delicioso de Jorge Ordaz para los amantes de la lectura

Lectura y escritura se entrelazan y anudan en este nuevo libro del escritor asturiano Jorge Ordaz, cuyo amor por los libros y el misterio que toda lectura esconde se desvela a través de esta historia en la que el autor narra su fascinación por un autor y su obra: «No recuerdo con exactitud cuándo oí hablar por primera vez de Frederic Prokosch. Sí recuerdo, en cambio, cuál fue el primer libro suyo que leí: Tormenta y eco. Lo leí a principios de los años sesenta, siendo un adolescente, la edad en la que se descubren aquellos libros que nunca hemos de olvidar. A lo largo del tiempo el libro ha permanecido en mi memoria; sin embargo, de su primera lectura apenas recordaba nada. Hasta hace poco, que he vuelto a leerlo y era como si lo leyese por primera vez». Ese primer libro (y voz) que marca la trayectoria de quien lee o quien escribe es la marca más certera del destino, algo que permanece intacto no solo en nuestra memoria sino también en cierto carácter, modo de enfrentarse a la lectura o gusto literario que el azar define antes incluso que la elección propia. El autor indaga, busca, rastrea libros y huellas de Prokosch en librerías de viejo, lugares, ediciones perdidas, manuscritos, textos que otros han escrito, traducciones, cartas, sin abandonar nunca esa fascinación primera que le persigue. Trayecto que recorremos junto a él con absoluta entrega.

 

Esta historia de reencuentro y fascinación por obra, vida y personalidad de este autor norteamericano es, como bien indica Ordaz, el pretexto para hablar de escritura y de libros: «Del oficio de escritor. Del éxito y del fracaso. De críticas y de rechazos. De realidad y de ficción. Del azar. De máscaras. Esto es, de vida y literatura». Es este un libro especialmente delicioso para quienes compartimos este amor por los libros, para quienes es difícil distinguir entre realidad y ficción, vida y literatura, y cuyo mapa vital bien podría delimitarse a través de lecturas. Mapas no solo imprescindibles para atravesar la vida, también a la hora de escribir y afrontar dicha escritura: «Suele decir Javier Marías que hay escritores de brújula y escritores de mapa. Los primeros, son los que antes de comenzar a escribir desconocen los cauces concretos por los que ha de discurrir la narración, si bien saben el objetivo que desean alcanzar. Por el contrario, los escritores de mapa son los que, antes de ponerse a escribir, trazan un plan a seguir, y lo siguen. Frederic Prokosch sería un escritor de mapa, y es en New Haven donde empieza a dibujar un mapa preciso para un viaje imaginario».

 

La escritura y la lectura bien podrían definirse como un mapa de libertad sin límites, una aventura que nos acompaña siempre, la belleza de descubrir en un libro el vuelo de un ejército de mariposas que baten sus alas frente a nosotros, esa sensación de irrealidad y belleza extrema. Algo que es fácil de sentir al abrir las primeras páginas de este libro, adentrarnos en el atractivo mapa de su portada y sentir ese batir de alas alzarse y atravesarnos. Esa belleza, ese resplandor.

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