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Ángel González y la tradición literaria


Por Miguel MUNÁRRIZ

Publicado en Zenda, el 24 de octubre de 2019  


Ángel González en Oviedo, 1985. Fotografía de Pepe García. © Luna de Abajo
Ángel González en Oviedo, 1985. Fotografía de Pepe García. © Luna de Abajo
El poeta Ricardo Labra ha publicado un libro fundamental sobre la obra de Ángel González. «La intención ha sido establecer un marco conceptual, histórico e ideológico, pero también estético, del que partir para revisar convincentemente los aspectos en los que se fundamenta la coherencia y diafanidad de la escritura del poeta de Oviedo y, en consecuencia, reinterpretar de manera esclarecedora las líneas rectoras de su poética»

 

¿Puede un poeta representar la poesía de su tiempo? ¿Puede un poeta representar una tradición literaria? ¿Puede un poeta representar toda una literatura? Estas tres preguntas que se hace Ricardo Labra (Langreo, 1958), autor de Ángel González en la poesía española contemporánea (editorial Luna de Abajo), un magnífico ensayo sobre el poeta asturiano, le llevan a formularse la siguiente: ¿pueden encontrarse en la obra de un poeta las claves de la poesía de su tiempo, de una tradición literaria, de toda una literatura, de un sustantivo modo de entender y de percibir la realidad?

 

Todas estas preguntas han motivado y orientado los múltiples desarrollos de este estudio sobre Ángel González, siempre desde el planteamiento de que leer la obra poética del autor de Palabra sobre palabra significa al mismo tiempo releer la mejor poesía de nuestra tradición literaria, escribe Labra. Este es el punto de partida y también de confluencia que hace el autor, la principal idea rectora que subyace y prevalece en cada uno de los aspectos que se analizan en Ángel González en la poesía española contemporánea, un libro que da respuesta cabal a alguno de los interrogantes recurrentes que suelen desprenderse en el acercamiento a la obra de un poeta. «Uno de ellos, tal vez no el menos relevante, tiene que ver con la asunción del poeta como representante de una determinada tradición literaria, de una determinada forma de ver y de interpretar la vida, también de sentirla».

 

Ricardo Labra ha escrito para Zenda estas palabras que muestran el acercamiento total a la obra y a la figura del poeta:

 

«Con Ángel González he tenido una amistad sin quiebra durante más de 25 años. Durante ese largo periodo hicimos varios libros juntos —como Guía para un encuentro con Ángel González y Ángel González en la generación del 50. Diálogo con los poetas de la experiencia, sin olvidar, entre otros, el singularísimo de Angelgrafías—, compartido penas y alegrías y también conversaciones literarias, al amparo de ese tiempo sin tiempo que todavía en el recuerdo ilumina noches y días interminables. Este libro, por tanto, no es solo causa y consecuencia de una tesis doctoral que pretende revisar las poéticas del pasado siglo a partir de la poesía de Ángel González, sino un intento de poner en orden los planteamientos poéticos que han regido mi escritura y la de los poetas de mi generación al trasluz de la suya; aunque puede que esta no sea más que otra trivial justificación para continuar dialogando con su luminosa obra y, sobre todo, con el inolvidable amigo.

 

»Los distintos desplazamientos de la escritura de Ángel González articulan un complejo y fecundo proceso creativo, cuyas disonancias y desarrollos adquieren pleno sentido si se los interpreta a la luz de su última etapa, ya que cada desplazamiento no solo amplifica, sino que modifica los significados de la etapa anterior, alterando sustancialmente los fundamentos de su poética. El autor de Palabra sobre palabra —como se ha pretendido demostrar en los epígrafes correspondientes— somete permanentemente su poesía a un soterrado proceso de reescritura, con el que no solo reelabora encubiertamente su poética sino también las poéticas de su tiempo, devenidas del Romanticismo y de las estéticas finiseculares.

 

»Tal vez por ello, adentrarse en la poesía de Ángel González signifique adentrarse en la poesía de Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Gabriel Celaya, Blas de Otero, César Vallejo…, y leer sus versos represente al mismo tiempo releer la mejor poesía de nuestra tradición literaria contemporánea. El libro Ángel González en la poesía española contemporánea ilumina una serie de aspectos que pueden considerarse sustantivas para la interpretación de los elementos prefiguradores de la poesía de Ángel González: desde el influjo en su escritura de las poéticas finiseculares hasta la asimilación de las poéticas rehumanizadoras de posguerra, y desde la gestación de la poética generacional del grupo del 50 hasta los desarrollos de su segundo proceso canonizador. La intención ha sido establecer un marco conceptual, histórico e ideológico, pero también estético, del que partir para revisar convincentemente los aspectos en los que se fundamenta la coherencia y diafanidad de la escritura del poeta de Oviedo y, en consecuencia, reinterpretar de manera esclarecedora las líneas rectoras de su poética. El libro plantea y resuelve no pocas cuestiones novedosas, entre las que destacaría el estudio del que he llamado segundo proceso canonizador de la generación del 50, articulado en torno a la figura del poeta asturiano y su vindicación por los poetas de los 80; la decisiva influencia, no señalada hasta la fecha, de Juan Ramón Jiménez en la antipoesía de Ángel González; o el análisis minucioso de la singular lectura que nuestro autor realiza de la poética de Antonio Machado. Pero esta indagación no solo ha pretendido delimitar y analizar los marcos prefiguradores de la poesía de Ángel González, y las poéticas y los magisterios que han incidido decisivamente en la formación de su conciencia estética, sino partir de ellos —y ahí se encuentra su máxima aportación— para formular una reinterpretación teórica de los sucesivos desplazamientos de su poesía.»

 

El acercamiento a la obra poética de Ángel González —escribe Ricardo Labra al final de este monumental acercamiento a la obra del poeta ovetense—, plantea varias cuestiones e interrogantes, también alguna que otra paradoja, que se han tratado no solo de plantear sino de dilucidar y resolver a lo largo de este estudio. Su poesía difícilmente puede entenderse sin una serie de factores contextuales —de índole histórico y social— que, en cierta medida, prefiguran su escritura, aunque a su vez estos coyunturales elementos resulten totalmente inoperantes desde su especificidad cuando con ellos se intenta articular una explicación cabal sobre el alcance de su poética. Una paradoja que a su vez puede desdoblarse en otra, al ser precisamente esos factores contextuales —evidenciados en la permanente preocupación de Ángel González por la Historia y sus implicaciones biográficas— los que justamente salvaguarden su poesía de las restricciones estéticas, y también de las servidumbres temáticas de los poetas históricos. Esta doble paradoja que plantea inicialmente cualquier aproximación a su poesía pone de manifiesto la resistencia que ofrece su poética cuando se la trata de adscribir a un determinado periodo creativo o se la pretende fosilizar en el ámbar de una determinada tendencia literaria.

 

En este estudio se han tratado de acotar los elementos prefiguradores de la poesía de Ángel González, desde las poéticas finiseculares hasta las poéticas rehumanizadoras de posguerra, y desde la gestación de la poética generacional del grupo del 50 hasta su segundo proceso canonizador, con la intención de establecer un marco conceptual, histórico e ideológico, también estético, del que partir para encarar algunas de las incógnitas a las que aquí se ha tratado de dar respuesta; no solo con el pretendido propósito filológico de revisar convincentemente los aspectos en los que se fundamenta la coherencia y diafanidad de la escritura del poeta de Oviedo, sino con la declarada pretensión hermenéutica de reinterpretar esclarecedoramente las líneas rectoras de su poética.

 

Los distintos desplazamientos de la escritura de Ángel González articulan un complejo y fecundo proceso creativo, cuyas disonancias y desarrollos adquieren pleno sentido si se los interpreta a la luz de su última etapa, ya que cada desplazamiento no solo amplifica, sino que modifica los significados de la etapa anterior, alterando sustancialmente los fundamentos de su poética. El autor de Palabra sobre palabra —como se ha pretendido demostrar en los epígrafes correspondientes— somete permanentemente su poesía a un soterrado proceso de reescritura, con el que no solo reelabora encubiertamente su poética sino también las poéticas de su tiempo, devenidas del Romanticismo y de las estéticas finiseculares.

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